¸.•´¯✿.✿.✿¯`•.¸ Día de las Madres ¸.•´¯✿.✿.✿¯`•.¸

«Una madre es capaz de dar todo sin recibir nada. De querer con todo su corazón sin esperar nada a cambio. De invertir todo en un proyecto sin medir la rentabilidad que le aporte su inversión. Una madre sigue teniendo confianza en sus hijos cuando todos los demás la han perdido.

Es la única persona del mundo que siempre está de forma incondicional. Si la rechazas te perdonas, si te equivocas te acoge, si los demás no pueden contigo, ella  te abre una puerta. Siempre será la amiga incondicional.

Feliz día de las  Madres.»

(Anónimo)

☆.¸*╰ ☆ Dia Internacional del Trabajador ☆╰ * ¸.☆

El 1° de mayo en Venezuela (Dia Internacional del Trabajador)

La celebración del Día del trabajador en el país tiene lugar en Maracaibo, cuando se instituye en 1936. Sin embargo, no fue sino hasta 1945, cuando el general Isaías Medina Angarita, presidente de Venezuela, establece por decreto tal fecha como el Día del Trabajador, trasladando su celebración del 24 de julio fijada por López Contreras según decreto del 18 de abril de 1938.

Unos años más tarde, Rómulo Betancourt va más allá al dictar un decreto el 27 de abril de 1946, donde establece lo siguiente: «el Primero de Mayo decretado Día del Trabajador se declara feriado y de remuneración obligatoria para los trabajadores en general, incluyendo los que efectúen sus labores en la agricultura y en la cría. Durante esta fecha no podrán efectuarse trabajos en las empresas o establecimientos sometidos a la Ley del Trabajo y al Reglamento del Trabajo en la agricultura y cría. Quedan exceptuadas aquellas labores señaladas especialmente por dichos estatutos legales». Con esta ley, se daba entonces un real beneficio a los a trabajadores, cuestión que antes no se aplicaba.

Por su parte, en otros países latinoamericanos, ha servido como medio de protesta contra ciertas condiciones laborales: En Brasil, para exigir al gobierno mejoras en la repartición de la tenencia de las tierras cultivables y medidas para descentralizar la reforma agraria; en Colombia, contra la política económica del gobierno, las altas tasas de desempleo y los planes de ajuste fiscal. En Bolivia, los agricultores participan del Día del Trabajo junto a los obreros de las ciudades, con el fin de modernizar la Ley General del Trabajo y en Cuba, una «marcha del pueblo combatiente» frente a la Oficina de Intereses de Washington en La Habana, reemplaza año tras año, el tradicional desfile por el Día Internacional de los Trabajadores. 

† Viernes santo †

El viernes santo es un día de intenso dolor, pero dolor dulcificado por la esperanza cristiana. El recuerdo de lo que Jesucristo padeció por nosotros no puede menos de suscitar sentimientos de dolor y compasión, así como de pesar por la parte que tenemos en los pecados del mundo.

La devoción a la pasión de Cristo está fuertemente arraigada en la piedad cristiana. Se practicaba ya en la Iglesia primitiva, e incluso se encuentra en los escritos del Nuevo Testamento. La peregrina Egeria, describiendo las ceremonias del viernes santo en Jerusalén el año 400 de nuestra era, nos ha dejado un relato vivaz y conmovedor de la reacción de los fieles ante las lecturas de la pasión. «Es impresionante ver cómo la gente se conmueve con estas lecturas, y cómo hacen duelo. Difícilmente podréis creer que todos ellos, viejos y jóvenes, lloren durante esas tres horas, pensando en lo mucho que el Señor sufrió por nosotros».

La liturgia del viernes santo presenta una síntesis de los mejores contenidos de la devoción a la pasión de Cristo. Ahí está el espíritu de la Iglesia primitiva con su énfasis en la gloria de la cruz; ahí el realismo, ternura y compasión de la Edad Media. Los contenidos de todas las épocas, la piedad de la cristiandad oriental y la de la occidental se entrelazan de alguna manera para formar un todo armónico.

  • Celebración de la pasión del Señor. 

La celebración de la pasión del Señor tiene lugar a primeras horas de la tarde, alrededor de las tres, hora en que Jesús fue crucificado. La liturgia se divide en tres partes: liturgia de la palabra, adoración de la cruz y comunión.

  • Liturgia de la palabra. 

La ceremonia comienza de una manera escueta. El celebrante y los ministros se aproximan al altar en silencio, hacen una reverencia o bien, siguiendo el uso antiguo, se postran. Todos rezan en silencio durante unos segundos. A continuación el celebrante lee la oración colecta, y después todos se sientan para escuchar las lecturas.

La primera lectura (Is 52,13-53,12) nos presenta al «siervo paciente», figura profética en la cual la tradición cristiana y el mismo Nuevo Testamento han reconocido a Cristo. Cristo en su pasión es, efectivamente, el «varón de dolores» que con tanta fuerza describe este poema. En él se contiene todo: sus humillaciones y sufrimientos, el rechazo por parte de su pueblo, su muerte redentora; incluso los detalles de las narraciones de la pasión, por ejemplo: «Fue traspasado por nuestros pecados».

Esta lectura da el tono a la celebración del viernes santo. Pero incluso en ella la oscuridad se rompe con la luz de la esperanza. Desde la primera línea el poema apunta a la victoria final: «Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho». Con la misma nota de exaltación concluye el poema. Porque el Siervo de Yavé, aceptando su papel de víctima expiatoria, trae la paz, la salud y la justificación de muchos: «A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos».

La segunda lectura (Heb 4,14-16; 5,7-9) nos presenta a Cristo en su función sacerdotal, reconciliando a los hombres con Dios por el sacrificio de su vida. El es a la vez sacerdote y víctima, oferente y ofrenda; es nuestro mediador con el Padre. En esta lectura contemplamos a Cristo en su existencia celestial y en su actividad presente. En el evangelio tenemos el relato de su pasión y muerte.

Cristo no es un personaje del pasado, impresionante y remoto. Ha experimentado la fragilidad humana en todo menos en el pecado. Por eso puede comprendernos en nuestro dolor y abatimiento, ya que también él sufrió en su sagrada humanidad.

  • El evangelio. 

«Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan». Con esta sencilla introducción, el lector comienza el evangelio del viernes santo (Jn 18,1-19,42). Parece que en la Iglesia romana se ha seguido siempre la tradición de leer la pasión según san Juan en este día. San Juan, el teólogo y místico, ve la pasión con mayor profundidad que los otros evangelistas, a la luz de la resurrección. Su fe pascual transfigura cada detalle y cada episodio de esta última fase de la vida terrena del Salvador.

Fijémonos, por ejemplo, en el tratamiento que da san Juan a la cruz. En sí misma es un sacrificio cruel y bárbaro; pero, desde que Cristo redimió a los hombres en el leño de la cruz, ésta es objeto de veneración. Es más que eso. Para san Juan, la cruz es una especie de trono. La cruz es descrita como una «exaltación», término que instantáneamente comunica la idea de ser elevado y glorificado. Es san Juan quien nos dice que Jesús llevó su propia cruz.

Sin quitar importancia a los sufrimientos del Señor, toda la narración está impregnada de una atmósfera de paz y serenidad. Cristo, y no sus enemigos, es quien domina la situación. No hay coacción: él libremente se encamina hacia su ejecución; con perfecta libertad y completo conocimiento del significado de lo que acontece, sale al encuentro de su destino. El motivo, la ulterior razón, es el amor. La cruz es la revelación suprema del amor de Dios.

En el cuadro que san Juan nos ofrece, Jesús aparece con una tripe función: como rey, como juez y como salvador. Las burlas de los soldados y la coronación de espinas sirven para poner de manifiesto su realeza. En el acto mismo de su condena, es Jesús, no Pilatos, quien aparece como juez; ante sus palabras y ante su cruz nos encontramos condenados o justificados. Finalmente, como salvador, Jesús reúne a su pueblo en unidad alrededor de su cruz. La Iglesia, representada en la túnica sin costura, queda formada. A María, su madre, le confiere una maternidad espiritual; queda constituida madre de todos los vivientes. Jesús desde la cruz entrega su espíritu, inaugurando así el período final de la salvación. De su costado brota sangre y agua, símbolos de salvación y del Espíritu que da vida. Cristo se muestra como el verdadero cordero pascual cuya sangre ya había salvado a los israelitas. Volverse a él con fe es salvarse.

  • Intercesiones generales. 

En las intercesiones generales tenemos reminiscencias de una antigua fórmula de oración de los fieles. Parece ser que, en épocas pasadas, tales oraciones solemnes de intercesión eran comunes en la liturgia romana. Esta fórmula extensa y elaborada se ha conservado solamente en la liturgia de este día del año. En las diez grandes oraciones de intercesión, la Iglesia echa una mirada al mundo entero y ora formalmente por todo el género humano.

Es una oración verdaderamente universal, que incluye todas las categorías de personas; y muy oportuna en este día en que los cristianos de todo el mundo se reúnen en torno a la cruz de Cristo asociándose a su oración sacerdotal. Su oración alcanza a todos porque todos están incluidos en su amor. «Por nosotros extendió sus brazos en la cruz» en un gesto que abrazaba a todo el mundo. La cruz en que Jesús murió es símbolo de universalidad en la tradición cristiana; sus extremos apuntan a los extremos del orbe.

Las antiguas oraciones del viernes santo han sido adaptadas a las circunstancias actuales y reflejan el espíritu ecuménico de nuestros días. Ya no se hace mención de «herejes» ni «cismáticos», sino que se adopta la expresión por «aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo». Tampoco deja de manifestarse el ecumenismo más amplio, que busca estrechar lazos de amistad con los no cristianos. Por ejemplo, en la oración por los judíos hay respeto y amor, por cuanto ahora nos referimos al pueblo hebreo como «al primero a quien Dios habló», y pedimos que puedan crecer en el amor al nombre de Dios y en fidelidad a su alianza.

Además se han añadido dos nuevas oraciones, que ponen de relieve el espíritu actual: «por los que no creen en Cristo» y «por los que no creen en Dios». Es laudable recordar que los cristianos somos una minoría de la población mundial: en comparación con los millones de no-cristianos, la Iglesia de Cristo es en realidad un «pequeño rebaño». La mies es, por tanto, abundante; de modo que debemos pedir «por todos los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación».

La otra oración es por los que no creen en Dios. El ateísmo está muy difundido hoy día; la ciencia, la tecnología, la filosofía materialista y otros factores han producido un efecto demoledor en la fe religiosa. En buena parte del mundo se vive bajo regímenes militares antirreligiosos, siendo así muy difícil que en ellos pueda penetrar el evangelio. Pero tanto los cristianos como los ateos formamos parte de la familia humana. Pedimos para todos nuestros hermanos que están lejos del redil, que por la rectitud y sinceridad de su vida alcancen el premio de llegar a Dios.

La última oración es por aquellos que se encuentran en particulares necesidades: los enfermos, los agonizantes, los emigrantes y desterrados, los prisioneros, etc. Son verdaderamente universales estas oraciones. En este gran ejercicio de intercesión, en que todos los fieles están comprometidos activamente, la Iglesia se reconoce más en su papel de Ecclesia orans, «Iglesia orante».

  • Adoración de la cruz. 

El viernes santo no se ofrece el sacrificio eucarístico. La parte central de la misa, la plegaria eucarística, se omite. En su lugar tenemos la emotiva ceremonia de la adoración de la cruz. A ésta sigue la comunión.

La misma ausencia en este día de sacrificio eucarístico nos habla de la íntima relación entre el sacrificio del Calvario y la misa. Cristo murió de una vez para siempre por nuestros pecados. Su sacrificio es único y suficiente, pero el memorial de aquella muerte y sacrificio se celebra en todas las misas. En cada celebración eucarística «la obra de la redención se renueva». En este día la mirada de la Iglesia está fija en el Calvario mismo, en donde Cristo inmoló su vida en expiación por nuestros pecados.

El rito de la adoración tiene dos formas, de las que el celebrante puede elegir la que mejor le convenga. La primera consiste en un descubrimiento gradual de la cruz. El celebrante, de pie ante el altar, toma la cruz, descubre un poco de la parte superior y la eleva, diciendo o cantando: «Mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo». El pueblo responde: «Venid a adorarlo». Todos se arrodillan y veneran la cruz en silencio. Seguidamente el celebrante descubre el brazo derecho de la cruz y hace de nuevo la invitación a adorarlo. Por fin descubre la cruz totalmente, haciendo una tercera invitación, a la que sigue la tercera veneración.

Aunque esta primera fórmula tiene una larga e interesante historia, la segunda parece más efectiva. En ella hay una solemne procesión con la cruz descubierta desde la puerta de la iglesia hasta el presbiterio. La cruz es llevada por el sacerdote o por el diácono, y los ministros acompañan con velas encendidas. En el camino hacia el altar se hacen tres estaciones, la primera cerca de la entrada, la segunda en el medio de la iglesia y la tercera junto al presbiterio. En cada una de ellas el sacerdote o diácono que lleva la cruz se detiene, la eleva y canta o dice: «Mirad el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo»; sigue la respuesta y adoración de la cruz como en la primera fórmula. Se coloca luego la cruz junto al presbiterio en posición adecuada para que todos los fieles puedan acercarse y adorarla mediante una genuflexión o un beso.

Lo ideal es que cada uno de los miembros de la asamblea tenga la oportunidad de hacer su homenaje personal al Salvador crucificado. Con el sencillo gesto de besar la cruz, la piedad popular se expresa espontáneamente y de modo conmovedor. Esto presta además a la sombría y majestuosa liturgia del viernes santo un detalle tierno y personal. También el gesto de besar la cruz tiene una larga historia; los cristianos de Jerusalén usaban el beso como acto de adoración a la cruz el viernes santo ya desde el siglo IV 3.

Mientras los fieles se acercan para adorar la cruz se cantan antífonas, himnos y otras composiciones adecuadas. Hay algunas muy antiguas que, incluso traducidas, impresionan por su belleza y profundidad.

La primera antífona nos sorprende por su aire gozoso: «Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos. Por el madero ha venido la alegría al mundo entero». La cruz nunca está ausente de la vida cristiana, pero tampoco la alegría. Incluso el viernes santo podemos meditar sobre el gozo de Cristo, el gozo del sacrificio total.

Luego vienen los famosos «improperios», llamados así porque en ellos Jesús reprocha a su pueblo su ingratitud. Él relata lo que ha hecho por su pueblo: lo sacó de Egipto, lo condujo a través del desierto, lo alimentó con el maná, hizo por él toda clase de portentos; en recompensa por todos esos favores, el pueblo lo trata con desprecio. La antítesis: «Yo te saqué de Egipto, tú preparaste una cruz para tu Salvador», es usada para dar efecto a toda la composición. Entre un improperio y otro tenemos el patético estribillo: «¡Pueblo mío! ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme», y el trisagio: «¡Santo es Dios, santo y fuerte! Santo inmortal, ten piedad de nosotros».

Cristo nos reprocha a todos, no sólo a los que lo crucificaron; pero lo hace de forma tan suave, que suscita nuestra compasión más que nuestro sentimiento de culpabilidad. Lo que se cuestiona es nuestra ingratitud y dureza de corazón. La única respuesta a esas preguntas y reproches es el beso silencioso a los pies del Señor crucificado.

Estos improperios combinan el sentimiento religioso con la percepción teológica. Porque el Cristo que llama a su pueblo es la Palabra preexistente. Como la palabra de Dios, él estaba presente y actuando a través de todas las etapas de la historia sagrada; guió a su pueblo elegido, dio forma al devenir de su historia. Jesús es la Palabra hecha carne; mientras el recuerdo de sus sufrimientos suscita nuestra compasión, no hemos de olvidar ni un momento que él es el Santo de los santos.

Mientras los fieles siguen caminando hacia la cruz, se entona el Pange lingua. Este himno 4 se ha comparado a una marcha victoriosa. Relata las gloriosas victorias de Cristo contra su adversario, Satanás. Luego, en una de sus estrofas, evoca la escena de la crucifixión en toda su crudeza; pero aun aquí no se pierde de vista el valor redentor de todos esos sufrimientos. Después, en un rasgo de gran ternura, el poeta se dirige a la misma cruz pidiéndole que temple su rigor. Tenemos aquí una espléndida combinación de las devociones primitiva y medieval a la cruz y la pasión.

  • La gloria de la cruz. 

El gran pontífice y padre de la Iglesia san León nos ha dejado en sus sermones cantidad de pensamientos hermosos e impresionantes sobre la pasión y la cruz del Señor que pueden ayudarnos en nuestra meditación del viernes santo.

Dice en su sermón 55 que «la pasión de Cristo contiene el misterio de nuestra salvación», que es para nosotros «el escalón para la gloria» y que simboliza «el verdadero altar de la profecía».

El martes de la quinta semana de cuaresma, en el oficio de lecturas 5, tenemos uno de sus mejores sermones sobre la pasión. En él menciona «la gloria de la cruz que irradia por cielo y tierra»:

¡Oh admirable poder de la cruz! ¡Oh inefable gloria de la pasión! En ella podemos admirar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del Crucificado.

La cruz es «la fuente de toda bendición, la causa de todas las gracias».

En un sermón que predicó el domingo de ramos, llegó a hablar de la «fiesta de la pasión del Señor» (festivitas Dominicae passionis). Esto nos puede parecer una contradicción de términos, pero no lo es si consideramos la obra de la redención como un todo único, tal como lo hacían los padres de la Iglesia. Si se mira con los ojos de la fe y se contempla a la luz de la victoria pascual de Cristo, la cruz es, en realidad, «el trofeo de su triunfo» y «el signo adorable de la salvación». Por la misma razón, la alegría de la pascua no borra la memoria de la pasión y el Calvario; de hecho, en la época del papa san León la lectura del evangelio del día de pascua incluía el relato de la pasión junto con el de la resurrección del Señor 6.

  • El rito de comunión. 

El altar está ahora cubierto por el mantel, y sobre él se han colocado el corporal y el libro. Se trae al altar el copón con las hostias consagradas en la misa vespertina del jueves. Dos ministros con velas encendidas acompañan al sacerdote o diácono y colocan las velas sobre el altar o próximas a él.

Se dicen las oraciones acostumbradas antes de la comunión: el Padrenuestro con su embolismo y aclamación y la oración privada de preparación del sacerdote. Luego se muestra la hostia, diciendo: «Este es el cordero de Dios», y la respuesta: «Señor, no soy digno».

La significación especial de la comunión en estos días podemos captarla citando a san Pablo, que alude a una profunda y misteriosa relación entre la comunión sacramental y la pasión y muerte de Cristo. En sus enseñanzas sobre la cena del Señor recuerda a los corintios: «Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga» (1 Cor 11,26).

Pero la eucaristía no es solamente una proclamación; es también una participación en la muerte de Cristo, es decir, con Cristo en su estado de víctima sacrificial. Recibir su cuerpo y su sangre es entrar en su disposición de total entrega de sí mismo al Padre; es ser atraído al mismo movimiento de sacrificio amoroso. Esto es lo que significa participación en su nivel más profundo, y el papa san León nos lo explica maravillosamente en el siguiente pasaje:

Lo que ocurre cuando participamos del cuerpo y la sangre de Cristo es que nos convertimos en lo que recibimos (ut in id quod sumimus transeamus), y en cuerpo y espíritu llevamos por todas partes a aquel en el cual y con el cual morimos, fuimos sepultados y volvimos a resucitar.

Por tanto, nuestra comunión del viernes santo proclama y da testimonio de la pasión y muerte del Señor, nos capacita para participar al nivel más profundo en el sacrificio de Cristo y para asociarnos con él; además, nos hace partícipes de los frutos de este sacrificio.

Cuando todos han comulgado, se guarda silencio durante algunos minutos para poder meditar en el sacramento que se acaba de recibir. Así damos gracias al Señor, que en este sacramento nos ha dejado un memorial maravilloso de su pasión y muerte y una prenda de la gloria futura.

La liturgia concluye con la oración después de la comunión, seguida por otra de bendición. La primera se refiere al poder curativo y transformante del sacramento, y pide un espíritu de servicio generoso para los que han tomado parte en la celebración. Entre las bendiciones que se invocan sobre la asamblea tiene especial importancia la de una fe más fuerte. La fe es el fundamento de todas las virtudes.

La liturgia del viernes santo termina así, sin despedida ni canto final. El pueblo se retira en silencio. Algunos se quedan para continuar su oración personal y sus devociones. Los que no hayan tenido oportunidad de besar la cruz pueden hacerlo en este momento. Otros preferirán hacer el vía crucis.

El altar queda desnudo, el sagrario vacío, el presbiterio sin flores ni ornamentos de ninguna clase. Es el día en que la iglesia presenta un aspecto extremadamente austero. Nada distrae nuestra atención del altar y la cruz. La Iglesia permanece vigilante junto a la cruz del Señor.

♪♫♪ ☆˚ ¯ `•. ¸ ¸.☆.¸*╰ ☆ ╮♪♫♪ EL CARNAVAL ♪♫♪ ☆˚ ¯ `•. ¸ ¸.☆.¸*╰ ☆ ╮♪♫♪

EL  CARNAVAL

El Carnaval es una fiesta movible entre los meses de febrero y marzo. El nombre de la palabra viene del latín carnen levare, que significa «quitar la carne», es por eso que se dice que las fiestas carnestolendas son las fiestas de la carne. Esta celebración es de origen muy antiguo; mucho antes de la era cristiana existe referencia de su celebración en las diferentes culturas europeas.

En Roma se celebraba con el nombre de saturnalia y estaba relacionada con el comienzo de la primavera. Con la instauración del cristianismo en Europa y la imposición de la cuaresma, período que comienza a contarse a partir del Miércoles de Ceniza, la festividad del Carnaval se colocó en los tres días anteriores a esta fecha en los que el pueblo se entregaba a todos los placeres que debía renunciar al iniciarse la cuaresma.

Para la edad media, estas festividades habían alcanzado gran popularidad en Francia, Alemania, España y sobre todo Italia, como el Carnaval de Venecia, que ha mantenido su fama desde la Edad Media hasta nuestros días.

En la actualidad, en Europa son famosos los carnavales de Venecia; Niza, en Francia; Baviera, en Alemania y los de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias. En América tienen gran renombre los de Nueva Orleans- Estados Unidos; los de Río de Janeiro- Brasil y los de Aruba- Antillas Holandesas.

En Venezuela la tradición llegó junto con la conquista y se practicaba la costumbre de jugar con agua y todo tipo de sustancias como huevos, azulillo, etc. Con la llegada del Obispo Diez Madroñero a Caracas, en el siglo XVIII, los carnavales se convirtieron en tres días de rezos, rosarios y procesiones, por considerar el Obispo que eran fiestas pecaminosas.

Al arribar el Intendente José Abalos, volvió nuevamente el carnaval a Caracas, aunque de forma más refinada, celebrándose con comparsas, carrozas, arroz y confites, dejándole a los esclavos y a la plebe los juegos con agua y sustancias nocivas.

Así llegó al siglo XX la tradición en Venezuela con carrozas, disfraces, bailes populares y en salones refinados. A mediados de los años cincuenta y hasta finales de los sesenta, apareció un nuevo elemento: las famosas «negritas», quienes escondían la identidad en el disfraz para disfrutar sin complejos de la festividad.

En la actualidad, casi está a punto de desaparecer esta tradición, sobre todo en la capital, pues no es de obligación el asueto, y los que no trabajan salen fuera de la ciudad. Son famosos en Venezuela los Carnavales de El Callao, en el Estado Bolívar, donde la inmigración antillana agregó al Calipso elementos como el cuatro y maracas, y al compás del Ambakaila de la Negra Isidora (ya fallecida) han mantenido la tradición.-

─═☆ UN POEMA DE NAVIDAD ☆═─

 ¡Santa Claus no lo sabía!

No debimos haberlo hecho. Luis, de ocho años, se restregaba inquieto las manos mientras esperaba la respuesta de su amigo. Ricardo, dos meses menor, pero diez centímetros mayor, dejo de jugar con el mecano y volteó a ver a su mejor amigo. Contestó:- ¿Por qué no?- Santa Claus nos va a acusar y todos se van a enojar mucho.- No te preocupes, no lo sabe.- ¿Cómo no va a saberlo? Si Santa Claus lo sabe todo.- No te preocupes. No sabe que lo hicimos.- ¿Cómo sabes que Santa Claus no lo sabe? Ricardo desesperado por la insistencia de Luis, replicó:- ¡Porque yo sé más que Santa Claus! La respuesta de Ricardo no convenció mucho a Luis, pero ya no siguió insistiendo.
Caminando de regreso a su casa, Ricardo no comprendía la preocupación de su amigo. A Ricardo no le importaba que Santa Claus este año tampoco le volviera a traer nada, ¡la idea de hacer estallar con un cohete el buzón del Director de la escuela había sido fantástica! ¡Cómo había volado el Buzón! ¡Cómo había sonado la explosión! ¡Cómo… En ese momento apareció una ardilla en la banqueta y Ricardo, corriendo tras de ella, se olvidó del asunto. María estaba preocupada. Se acercaba la Navidad y los niños se ponían más nerviosos, cometían más errores y prestaban menos atención a las clases. Pero lo más importante de todo: se ponían tristes, en vez de alegrarse con la llegada de la Navidad.
Desde que había llegado como maestra hace cuatro años, y le habían explicado la costumbre que tenían de que alguien se disfrazara de Santa Claus, para leer ante todos la lista de fechorías que los niños del pueblo hacían, para castigar a los niños malos y convertirlos en niños buenos; la idea del Santa Claus regañón no le gustaba. María suspiró. Lo que para ellos eran fechorías, para María eran simple travesuras. Para ella no había niños malos ni niños buenos, sólo niños tranquilos, y niños inquietos que no podían contener el bullicio de la vida que tenían dentro. Allí estaba el caso de Ricardo y Mauricio: los niños rebeldes y traviesos del pueblo, o el de Luis muchacho tímido y sensible que lloraba cuando se hablaba de Santa Claus. María no creía que eso fuera bueno para los niños, pero todas sus tentativas de acabar con esa «nueva» tradición habían sido infructuosas. Ricardo comenzó a inquietarse por su amigo Luis, lo veía cada vez más triste y callado.- ¿Qué te pasa?- Nada.- ¿Cómo que nada? ¿Qué pasa?- ¡Te dije que nada!- Somos amigos, así que me tienes que decir qué te pasa.- Nada, el próximo Lunes es Navidad.- ¿Y?- ¡Y Santa Claus les va a decir a todos que soy un niño muy malo, y mis papás ya no me van a querer!- No. Te aseguro que Santa Claus no lo sabe, y te lo voy a demostrar. ¡Te lo prometo! Ricardo no sabía cómo, pero tenía que encontrar pruebas de que Santa Claus no sabía que ellos habían sido los del «Buzón cohete».
¡No podía tener ojos en todos lados! ¡No podía saberlo todo! Si así fuera, hace dos años Santa Claus lo habría regañado por lo de la miel derramada en el interior de los pantalones de deportes. Creyeron que había sido Abelardo, ese niño raro que expulsaron y se fue a una escuela en la ciudad. Y no le hubiera dado regalos, bueno, el pequeño regalo que le dio. ¡Ni eso le hubiera dado! Pero Ricardo pensaba y pensaba, y no se le ocurría cómo cumplir su promesa. Hasta que llegó el 24 de Diciembre, y decidió resolver el asunto de una manera directa: ¡enfrentaría a Santa Claus cara a cara! Ricardo se situó en un lugar estratégico, una calle por la que a fuerza tenía que pasar Santa Claus, cuando se dirigiera al Kiosco donde cada domingo tocaba la banda del pueblo, pero cada 24 de Diciembre el show lo daba el gordo Santa Claus.
Cuando la figura de Santa Claus apareció caminando por la estrecha calle, Ricardo corrió y se interpuso en su camino. Santa Claus trastabilló y se paró en seco.- ¿Qué quieres, mocoso?- Preguntarte algo.- ¿Qué cosa?- Quiero preguntarte si sabes quién puso cohetes en el buzón del director. Santa Claus se quedó un rato extrañado por la pregunta. Después dirigió una mirada furiosa a Ricardo.- ¡Así que fuiste tú, chamaco endiablado! ¡Me lo suponía, pero no estaba seguro! Podría haber sido Mauricio, ese otro monstruo enano que me saca canas verdes.- ¡No lo sabía! Santa Claus ahora sabía que él había sido, pero no importaba, de todos modos por lo de la bicicleta sin frenos no iba a tocarle regalos. ¡Lo importante era que Santa Claus no sabía que Luis le había ayudado! El niño se sonrió y se fue corriendo, dejando al Santa Claus haciendo un berrinche navideño. Ricardo entró corriendo a la casa de Luis. ¡Tenía que darle la noticia! Subió las escaleras de dos en dos y entró apresuradamente en la recámara de su amigo. El cuerpo de Luis colgaba del techo, balanceándose sin vida. Una opresión se formó en su pecho y sintió que se ahogaba. Corrió escaleras abajo, tropezó con el papá de Luis y salió a la calle a tomar aire. Lo único que rondaba en su cabeza era ¿Por qué? ¿Por qué? Seguía sintiendo un nudo en el estómago y para soltarlo, para liberarlo, comenzó a gritar a media calle:- ¡No lo sabía!- ¡No lo sabía!- ¡Santa Claus no lo sabía!.
 

                                     Por Héctor Ugalde

 

●ღ۞ღ● Tú decides que siembras ●ღ۞ღ●

ღ Tú decides que siembras ღ

Somos sembradores conscientes, y repartimos millones de semillas por allí donde pasamos. Debemos escoger las mejores para recibir la cosecha justa y tener siempre motivos para agradecer.


Quién siembra árboles, cosecha alimentos
Quién planta flores, cosecha perfumes
Quién siembra trigo, cosecha pan
Quién planta amor, cosecha amistad
Quién siembra alegría, cosecha felicidad
Quién planta vida, cosecha milagros
Quién siembra verdad, cosecha confianza
Quién siembra fe, cosecha certezas
Quién siembra cariño, cosecha gratitud

 
Aunque existen personas que prefieren sembrar tristeza y cosechan amargura, otras siembran discordia y cosechan soledad…No es el momento de cosechar elementos negativos, es el momento de crecer, amar y plantar las semillas del amor para recibir los frutos del árbol de la vida.
                                                               
                                                                                                                                                                                                  Desconozco el autor.-
 

午前 LO QUE SOY Y SERÉ 午前

午前 LO QUE SOY Y SERÉ 午前

Todo empieza hace unos meses cuando mis ansias de vida comienzan a desvanecer, todo parece estar en mi contra y poco a poco voy perdiendo las ganas de vivir, la desesperación ciñe mi cintura y prieta sus manos contra mi garganta impidiendo que llore o que exprese emociones…

Paso días horas pensando, sufriendo y deseando ser algo, un ser superior, alguien a quien todos teman, ya que hasta ahora había sido aquella niña pequeña y tímida de la que todos podían reírse que ingenuos, siempre subestimándome, si hubieran por un segundo imaginado lo que podría llegar a hacer, lo loca que podría llegar a estar… que injustos eran…

Poco a poco comencé a vivir mientras los demás dormían y a dormir mientras los demás vivían, así me aislaba en mi mundo, así me protegía de sus risas de sus golpes de su tiranía.

Pero una noche mientras paseaba por el bosque, descubrí una sombra arrodillada ante un árbol y aparentemente llorando… la llame y se desvaneció.

A los tres días volví por aquel paraje intentando encontrar a esa sombra y para mi asombro esa noche eran dos, y al interpelarlos se giraron hacia mí y la más pequeña de las sobras huyó, pero la otra estaba inmóvil, mirándome fijamente, y de ella solo podía ver dos penetrantes ojos que brillaban a la luz de la luna, aterrada descubrí que una mano fría sujetaba mi brazo, y al girar la cabeza vi a esa sombra pegada a mí!

El resto de los recuerdos son borrosos, creo recordar un escalofrió y un leve susurro de una voz grave que decía: “es lo que deseas”.

Lo siguiente que recuerdo es una mujer y un hombre mirándome, mientras yo estaba postrada en un lecho de terciopelo negro, la estancia era oscura y había un fuerte olor a muerto.

Horrorizada les observe, su siluetas eran familiares, sus caras eran pálidas, de sus bocas salían colmillos puntiagudos, y sus ojos eran claros… eran las siluetas que había visto en el bosque.

Al mirar a mi alrededor percibí tres cadáveres en el suelo y lo comprendí todo, yo sería la siguiente…comencé a gritar y sin saber como la mujer me cogió los brazos y me miro con cara severa, pensé que sería mi fin, pero con voz dulce como la del canto de los pájaros me dijo: “tú no correrás su suerte, no es lo que quieres… tu eres la elegida”.

Sus palabras me reconfortaron, pero, ¿cómo podía ser? Tenía muchas preguntas que hacer y según ellos toda la eternidad para encontrar la respuesta, aun tenía mucho que aprender, y ellos serian mis mentores, mi anhelo de sangre no lo podía saciar aun ya que mis colmillos no se habían formado y mis ojos tampoco… tendrían que guiarme durante algún tiempo antes de realizarme como lo que era…

El tiempo pasó y aprendí rápido la materia… a diferencia de los otros vampiros yo podía soportar la luz solar… y es algo que siempre apreciaré…

Ahora solo me quedaba pagar a mis mentores por el don que me habían concedido, y ese pago era sembrar el mal en el mundo, algo que no me va a costar teniendo en cuenta lo mal que me ha tratado… así que si me encuentras, ten cuidado, corres peligro…
Mi anhelo de sangre jamás se saciara….

Desconozco el autor de este Crepypasta.-

 

 

๑۩۞۩๑ 12 de octubre: ¿día de la raza o día de la Resistencia Indígena? ๑۩۞۩๑

๑۩۞۩๑ 12 de octubre:

¿Día de la raza o día de la Resistencia Indígena? ๑۩۞۩๑

12 de octubre de 1492 llegada de Cristóbal Colón al continente americano, sobre la premisa que se trató en realidad del Redescubrimiento de América por parte de los Europeos, ya que está demostrado que Norte América había sido visitada previamente por expediciones nórdicas (Vikingos), así como algunos grupos asiáticos habían visitado otras partes del continente mucho tiempo antes.

En los libros de historia la llegada de Colón al Nuevo Mundo se suele calificar como «descubrimiento» y el 12 de octubre se celebra en la mayoría de los países hispanoamericanos el Día de la Raza. Sin embargo la calificación histórica de la llegada de los europeos no está libre de controversia, para algunos fue el inicio de una guerra de exterminio contra los pueblos originarios que ya habitaban el continente. Pero aunque la cultura de algunos pueblos originarios prevalece en cierta forma intacta, en nuestra sociedad venezolana corre la sangre tanto de los conquistadores europeos como aquella de los indígenas nativos americanos, los negros africanos y en realidad a través de los siglos se ha forjado una propia identidad en nuestro país.

“Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que una emanación de Europa, pues que hasta España misma, deja de ser Europa por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter.  Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia». (Simón Bolívar, extracto del discurso de Angostura en 1819)

En Venezuela, el día de la raza fue decretado como festividad nacional en 1921 por Juan Vicente Gómez, luego el año 2002 el para entonces ministro de Educación Superior, Samuel Moncada, propone el cambio de denominación a «Día de la Resistencia Indígena» lo que fue materializado mediante decreto presidencial. Este decreto fue basado en el contexto histórico de la colonización de América, donde presuntamente se perpetró un genocidio contra los pueblos indígenas.

Causas del Colapso Poblacional Indígena

La violencia y las crueldades llevadas a cabo durante la Colonización tal vez sean innegables, pero el colapso poblacional indígena en el continente no se debe a un acto planificado de exterminio sistemático, más bien fue la consecuencia del impacto de las enfermedades infecciosas (como la viruela y la sarampión) traídas por los conquistadores, para las cuales la población indígena americana no poseía defensas naturales. Y por otra parte en menor medida que las epidemias, también se debió a la brutalidad de la conquista, los conflictos bélicos con algunas culturas (como la Azteca) y las condiciones del régimen de explotación durante la época colonial.

Calcular el desastre demográfico en América en la época colonial no es fácil, los «expertos» no se ponen de acuerdo sobre las estimaciones poblacionales indígenas al momento de la llegada de Colón, para lo cual se han desarrollado diversas teorías como la alcista, la moderada y la intermedia. Pero pongamos algunos ejemplos:

Según los investigadores Cook y Borah de la Universidad de Berkeley, en 1518 se estima que habían 25,2 millones de indígenas mexicanos y para 1623 solo quedaban 700 mil nativos, menos del 3% de la población original.

El investigador estadounidense H. F. Dobyns ha calculado que un 95% de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón.

En 1492 España y Portugal juntos no superaban los 10 millones de habitantes y en toda Europa vivían entre 57 y 70 millones de personas.

De esta forma es correcto afirmar que hubo una catástrofe demográfica  por consecuencia directa de la llegada de los europeos al continente americano, pero sería incorrecto asumir que la muerte del 95% de la población indígena fue causada por un genocidio o «asesinato en masa por motivos de nacionalidad, ideología, etnia, raza o religión». Sencillamente los números no suman, incluso si toda la población de España se hubiera trasladado exclusivamente a México y tomamos como punto de partida la teoría intermedia que ubica unos 12 millones de indígenas en México Central, todavía los españoles serían superados por casi tres a uno.

También están los casos específicos del Imperio azteca  (México) y el Imperio inca (Sudamérica), que superaban en número a los colonizadores españoles pero terminaron siendo derrotados, solo después de haber sido arrasados previamente por epidemias de viruela y tifus. En muchos casos los colonizadores mantenían alianzas con culturas indígenas, por ejemplo, con los zempoaltecas y los tlaxcaltecas quienes eran rivales de los aztecas. Los aztecas sobrevivientes fueron sometidos e integrados gradualmente a la sociedad colonial, recuperando muchos de ellos cargos y privilegios.

Conquista y explotación de América

Durante el proceso que conocemos como Conquista de América, se impusieron las características de la civilización europea sobre las culturas encontradas. Se impusieron las lenguas europeas (español, el inglés, el portugués y el francés), la escritura, la economía mercantil, la religión cristiana, impuso unos sistemas de trabajo servil para los indígenas y un extendido régimen esclavista con negros africanos secuestrados.

Los países europeos que participaron en la Conquista, explotaron a los territorios americanos durante más de cuatro siglos de enriquecerse de metales preciosos y materias primas para su desarrollo, hasta que fueron agotados o se redujeron considerablemente. Tan solo en los primeros 150 años de conquista, 17 mil toneladas de plata y 200 toneladas de oro arribaron a España, que luego financiaría la Revolución Industrial y el desarrollo capitalista de Europa.

Día de la Raza y día de la Resistencia Indígena

El 12 de octubre como Día de la Raza (conmemoración del encuentro y mestizaje) es perfectamente una fecha de celebración en las culturas hispanoamericanas, así como debe ser perfectamente compatible con la aspiración de pueblos indígenas para conmemorar la Resistencia Indígena. Sin embargo, vale la pena recordar que durante la época independentista en América Latina, algunos pueblos indígenas tomaron el bando de los realistas españoles frente a los ejércitos republicanos. Tal es el caso de los araucanos o mapuches en Chile y de los indios de pasto en Colombia y el Norte de Ecuador, estos últimos desafiaron incluso a Bolívar y a Sucre.

Pero sea cual sea la denominación del 12 de octubre o las razones para disentir de ella, la llegada del europeo al Nuevo Mundo se trata sin lugar a dudas de uno de los momentos cumbres de la historia universal, porque significó el encuentro de dos grandes culturas humanas separadas geográficamente y que se habían desarrollado independientemente, sin que ninguno conociera la existencia del otro.

댄스* EL BAILE ETERNO *댄스

댄스* EL BAILE ETERNO *댄스

La música ha empezado a sonar, recuerdo los pasos que han de acompañarla. La melodía me invade. Ya alcanzo a oír las llaves en el pasillo. Las ha introducido en la cerradura. Está a punto de entrar. Ésta va a ser otra noche gloriosa. Mi cuarta noche gloriosa.

Escucho sus pasos dentro del piso, su jadeo por venir corriendo por la oscura calle bajo esta incesante lluvia. Deja las llaves en la entrada, junto al bolso, en una especie de mueble cuyo principal fin es realizar esa función. Suspira, se siente
segura.

Cuelga el abrigo, empapado, en el perchero que se encuentra al lado de la puerta, en la misma entrada, a la vez que observa el paraguas en el paragüero con cierta incertidumbre, pensando quizás “yo calada hasta los huesos y tú calentito dentro de tu casita”. El mundo no siempre es justo.

Descubro que el mueble de la entrada no es tan sólo un mero apoyo para dejar las llaves. Se quita los zapatos, negros, de tacón alto, sin duda elegantes, y los mete dentro de aquel mueble.

Una vez descalza se dirige hacia el salón, cuyo suelo está recubierto por una gran alfombra que no deja ni un resquicio para ver el color de las baldosas, y se mete en una de las habitaciones que comunican directamente con aquella sala. Es un piso pequeño. Hay dos puertas en dicho salón: una que comunica con su habitación y otra tras la que se encuentra el cuarto de baño.

Ahora la puedo observar en su habitación. Se está desvistiendo. Se quita la ropa empapada y la va dejando encima de la cama. Primero la camisa blanca de seda, que ofrecen unas transparencias de las que me cuesta retenerme y esperar al momento oportuno, después la falda negra, ajustada, marcando unas exuberantes curvas en su cuerpo, tras ella se deshace de las medias, quedándose tan sólo en ropa interior, blanca, por supuesto, concordando con aquella camisa despojada en primer lugar. No tarda en desabrocharse aquel sostén y en desprenderse del minúsculo tanga que apenas
tapaba algo. Cada vez me resulta más difícil aguantar, pero una obra caritativa siempre ha de hacerse en las mejores condiciones, hay que esperar al momento justo, aunque la música se escucha cada vez más alta, con más fuerza y belleza. Abre el armario, saca de allí ropa cómoda y se viste con ella rápidamente. Cada vez queda menos.

Sale de la habitación para dirigirse esta vez hacia el baño. Lleva el pelo empapado cuando se mete, pero al salir puedo ver que su cabello negro está mucho menos mojado, aunque no totalmente seco.

Vuelve a dirigirse hacia su habitación, pero ahora sale de allí muy rápidamente y se desplaza hacia la entrada, donde hay una puerta que comunica con la cocina. Entra y desde el lugar donde me encuentro puedo oír cómo abre y cierra el frigorífico y cómo abre y cierra el cajón de los cubiertos. Algo ha cogido para comer.

Ahora regresa al salón, enciende la tele y pone una película en el DVD. Se sienta en el sofá y puedo ver que lleva en sus brazos un gran tarro de yogur de frutas variadas y desnatado. Ella no me ha visto. Todo está saliendo perfecto. 

En aquel momento salgo de detrás de las densas cortinas que están situadas a cinco o seis metros del sofá que ella ocupaba. Me acerco sigilosamente, cual leopardo acechando a su presa. Un paso… dos… tres… Pero algo se me escapó. Encima de la televisión había una vitrina, cuyas puertas eran de cristal. Por culpa de tales puertas se reflejó mi rostro y ella se giró rápidamente gritando despavorida.

Empezó a lanzarme todas las cosas que encontraba por la casa, sabiendo que nada de lo que me lanzara detendría el destino. Su llanto la delataba. Ella estaba preciosa y yo sólo estaba allí para ayudarla. Me abalancé sobre ella con el fin de parar sus continuas agresiones. Debo reconocer que era una chica valiente. La tiré al suelo y le pegué varios puñetazos en la cara, quizá seis o siete. Se quedó inmóvil sobre aquella alfombra. Todavía respiraba. Todavía sufría.

Aunque cada vez menos.

La levanté con mis brazos y la tumbé en su cama. La até, como a las otras. Comenzaba el ritual. Limpié su cara llena de sangre y pude volver a ver aquel bello rostro, aquel rostro eterno. Su mirada estaba perdida, aún no me decía nada. Antes de comenzar a bailar, esperaré. Ahora me mira, se siente asustada, pero pronto estará aliviada. Por fin me habla su mirada, qué sensación única vivo en estas ocasiones.

“Tranquila, que yo sólo he venido aquí para ayudarte”, le dije de buenas maneras y susurrando. Pero ella comenzó a gritar de nuevo, como una loca histérica. No ponía las cosas fáciles. Lo único que ganó con eso es recibir un nuevo puñetazo y taparle la boca con cinta aislante. Ahora el silencio nos unía. “Ahora vuelvo”, volví a susurrar.

Fui a la cocina, busqué el cuchillo más afilado que tenía y volví a la habitación, donde ella me esperaba impaciente. Al verme con el cuchillo se alborotó demasiado. Su mirada no sólo me decía que tenía miedo, sino también angustia, agobio e incluso sumisión. Son reacciones típicas en los primeros momentos.

Comenzaba el baile. 

“No te preocupes, no va a durar mucho, aunque al principio quizá te duela algo”. Estaba totalmente excitado. Sólo pensaba en su eternidad, en qué diría mañana de mí la prensa. Seguro que me tratarían esta vez como un buen hombre. Una persona que intentaba ayudar a la gente.

Hundí la punta del cuchillo en su muñeca derecha y a partir de ahí comencé a dibujar su cuerpo con aquel utensilio que utilicé las veces anteriores, pero que siempre tome prestado de aquellas chicas. Subí hasta el hombro derecho y bajé por tal costado hasta llegar a su tobillo. Tras ello volví a subir hasta el ombligo y a bajar por la pierna izquierda hasta su otro tobillo. Subí por aquel costado hasta que llegué al hombro, donde empecé a pasar el cuchillo por su brazo izquierdo hasta la muñeca.

El ritual estaba a punto de terminar. El dibujo estaba casi hecho. Ella seguía viva, pero cada vez más débil, su sangre iba saliendo de su cuerpo para depositarse por toda la cama y el suelo de la habitación. Ya apenas se movía y se quejaba. Sabía que yo sólo la iba a ayudar, ya se sentía más aliviada. Me encanta esta sensación.

Decidí terminar con el baile y con su cuchillo le acaricié el cuello. Ya no respiraba, ya no se movía, ya no sufría. El baile casi había terminado, pero aún se escuchaba un poco de música.

Le robé el rostro a aquella preciosidad. Estará eternamente agradecida. Su rostro permanecerá perpetuo pase lo que pase. Yo lo guardaré, junto al de las otras tres chicas anteriores. Pero he de seguir aliviando el sufrimiento de esas mujeres que no quieren envejecer; que tienen miedo. Yo las voy a ayudar.

Mi padre tenía razón. Así quedarán bellas eternamente. Como mamá.

Desconozco el autor de este cuento macabro.!

 

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Carta de Kahlil Gibrán a Mary Haskell (Septiembre 10 de 1920)

Para vivir es necesario coraje. Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida. Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra. No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto. Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender porqué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.

Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.

Kahlil Gibrán.-